El propio nombre de este abrigo descubierto en la década de 1970 nos da una idea de la gran variedad pictórica que contiene. Es precisamente su disparidad temática la que impide ofrecer una interpretación de conjunto.
Podemos enmarcar cronológicamente estas pinturas entre los años 7000 y 4500 a. C., las cuales forman parte del arte levantino, caracterizado por la representación de humanos y especies animales propias del entorno.
En la parte superior de la escena encontramos un cérvido de color rojo, bajo el cual se aprecia un toro de color negro, ambos representados de forma naturalista y con el empleo de las tintas planas.
Junto a estos animales encontramos la figura de un humano muy estilizado realizada a partir de trazos negros.
Bajo estas pinturas se sitúan dos figuras de color anaranjado: un cáprido y un hombre que nos muestra su sexo. Es quizá esta pequeña imagen antropomorfa la más interesante de todo el conjunto, puesto que eleva sus dos brazos a la altura de la cabeza portando una especie de trofeo.
Este elemento demuestra el interés del propio artífice por caracterizar a este personaje, tratando de relatar una acción concreta que, aunque actualmente nos es desconocida, sería comprendida por los espectadores de la obra.