El molino de Santa Croche, situado en la vega del río Guadalaviar, data del siglo XVI y estaría originalmente destinado a la producción de harina.
En la margen contraria, sobre un promontorio, se encuentran los restos del castillo de Santa Croche, económicamente ligado al molino desde su construcción.
Si bien el edificio cuenta con 500 años de antigüedad, este ha sufrido a lo largo de su vida una serie de reformas y ampliaciones que han dado como resultado el complejo arquitectónico que observamos a día de hoy.
Está compuesto por un puente de acceso situado junto a la caseta del guarda, la masía en la que residían los trabajadores del molino y una segunda edificación que albergaba las viviendas de los trabajadores de los campos.
Como era habitual, para la construcción de este molino se requirió de la previa ejecución de una pequeña presa o azud para generar un embalse de agua.
Esta agua era posteriormente liberada con la fuerza necesaria para accionar la rueda.
Posiblemente, el azud actual sustituyese a uno previamente existente de origen romano, desde el que partía el acueducto también romano de 25 km que comunicaba este punto con la localidad de Cella, conservándose a día de hoy gran parte de los túneles excavados en los escarpes rocosos del valle.